Silencioso deterioro vial

Nuestras carreteras sufren un lento y silencioso deterioro, y poco o nada se está haciendo para revertir este escenario’.

Rutas angostas, resquebrajadas, obstruidas por predecibles derrumbes que impiden el tráfico de mercancías y que desestimulan el traslado de turistas debido al riesgo de sufrir accidentes, constituyen la menoscabada red vial del Ecuador, que debería proporcionar una conectividad idónea que favorezca la dinámica económica del país. Nuestras carreteras sufren un lento y silencioso deterioro, y poco o nada se está haciendo para revertir este escenario.

El abandono vial hace patente la ausencia de una política que garantice una infraestructura pública en óptimas condiciones, con una debida planificación que permita su recuperación.

El Ministerio de Obras Públicas debería ejecutar un plan de arreglo de carreteras basado en estudios técnicos, con equipos y mano de obra eficiente, y realizar los trabajos en horarios que no generen más caos vehicular del que ya existe. Así se lo ha hecho con éxito en carreteras de la Costa y podría replicarse el modelo de administración, con salvedad de los elevados valores que se cobran a los usuarios por concepto de peaje. El ecuatoriano ya paga con impuestos diarios un servicio que recurrentemente no recibe. Las autoridades deben enmendar esta realidad y dar al país la contraprestación que merece.