Editoriales

Silencio cómplice

"Señor presidente, usted no está en posición de callar, el silencio es cómplice. Los hospitales no se entregaron a sí mismos".

Una de las más serias defraudaciones a la fe pública que se han producido durante este gobierno ha sido el episodio de la entrega de los hospitales a cambio de votos en el Legislativo y apoyo político.

Podemos afirmar que la cirugía contra la corrupción, llevada a cabo con mala práctica y negligencia culposa, murió en los hospitales. Más aún, la saga posterior ha sido caracterizada por la hipocresía publica, la paralización de la justicia, el escándalo calculado y, al final del día, la estrategia de esperar a que, en pocos días más, un nuevo episodio de escándalo asalte al consciente colectivo para que olvidemos las trafasías de los delitos de lesa humanidad que configuran las acciones contra los afectados en su salud y las víctimas de la pandemia.

Señor presidente, usted no está en posición de callar, el silencio es cómplice. Los hospitales no se entregaron a sí mismos. La legitimidad de su gobierno depende de su fuerza moral y, puesto que el problema reside casa adentro, su propósito de enmienda no es ni será un acto de contrición perfecta si usted no toma la decisión de barrer la basura con escoba nueva y, cuando le toque salir, lo haga por la puerta grande.