Editoriales

Salud mental y pandemia

Valdrá tener en cuenta estas consideraciones para reajustar las horas de libre circulación, vigilando mejor el uso de las mascarillas.

Nadie duda de la existencia de múltiples efectos sobre la salud mental que ha generando la pandemia del COVID-19. Ello ha sido estudiado con detenimiento en muchos países del mundo. Dichos efectos tienen diferentes motivos. Uno, poderoso, deriva del miedo a contraer la enfermedad. Las contradictorias afirmaciones respecto a su virulencia han llevado a la población a una gran incertidumbre. En altas fuentes oficiales se ha oscilado entre una visión de “simple gripecita” a otra apocalíptica, que permite establecer un antes y un después de la pandemia. El hecho real es que ahora se conoce más sobre cómo actúa el virus en los seres humanos y los tratamientos están más fundamentados. Ello no es motivo para descuidar las medidas de prevención pero sí oportunidad de otorgarle racionalidad a las mismas. Son evidentes muchas contradicciones.

Otro de los agentes de trastornos mentales en la población es el largo confinamiento a que ha estado sometida; prolongarlo va a generar más ansiedad, depresión y estrés, este último incrementado por las consecuencias económicas de la cuarentena, llevando en casos extremos al suicidio. Valdrá tener en cuenta estas consideraciones para reajustar las horas de libre circulación, vigilando mejor el uso de las mascarillas.