Editoriales

Salud bicentenaria

"La compra de la maternidad Enrique Sotomayor no solo estrecha las arcas municipales y fuerza la reorientación presupuestaria. Añade otro campo de acción a una administración con pendientes acumulados"

El Municipio de Guayaquil ha comprado un hospital. La maternidad Enrique Sotomayor, más concretamente. Caída en desuso y vendida por la Junta de Beneficencia a un particular, ha resucitado ahora con una transacción que abandera la alcaldesa de la ciudad. Iba a ser un préstamo, fruto de la urgente coyuntura sanitaria del coronavirus. Pero, sobre la marcha, pasó a ser una operación por cinco millones de dólares que no solo estrecha las arcas municipales y, con ello, reconduce los fondos previstos para otros rubros, sino que además añade un campo más de acción a una administración que no ha resuelto aún los asuntos ciudadanos que llevan años sin resolverse.

¿Tiene margen el Municipio de Guayaquil para conceder parte de su concentración a prestar ahora también servicios de salud desde una instalación que ya se incluye en el legado bicentenario de la alcaldesa? Cabe la pregunta en tanto el transporte público sigue con deficiencias de capacidad y control, las calles con desgaste constante, las zonas verdes con requerimientos de más espacio, la movilidad con ansias de innovación y sostenibilidad... y así todas las áreas de acción verdaderamente del cabildo que acumulan suficientes pendientes como para tener que compartir la atención de la cabeza municipal.