Editoriales

Recuperar la confianza en las instituciones

Al desafío de una creciente desconfianza hay que enfrentarlo y vencerlo con entereza, exigiendo rectificaciones allí donde estas hagan falta

En todo género de situaciones: la banca, el comercio o la venta de carros usados, la confianza es un valor inapreciable. El gobierno la ha perdido incluso entre quienes fueron sus fervientes partidarios. Los recientes lamentables sucesos, grotescos atentados a la fe pública, con razón o sin ella, muchos ecuatorianos los atribuyen a la acción o inacción del gobierno. La sospecha de pactos oscuros siembra más dudas. Igual ocurre con lo actuado por la administración de justicia. Los ecos de Manglaralto van a resonar un buen tiempo. Respecto a la función Legislativa la desvalorización es casi unánime.

Grave es que entre los lesionados se encuentren, a partir de una generalización absurda, las Fuerzas Armadas. Grave que persistan las denuncias de corrupción en áreas tan sensibles para la opinión pública, tal cual las vinculadas a la salud o a la seguridad.

En ausencia de voces que desde los partidos políticos se alcen en plan de orientación, exigiendo correctivos y colaborando en su aplicación, se hace indispensable la acción ciudadana. Es tiempo de abandonar la complacencia y decidirse a participar para evitar males mayores y superar los actuales. La indiferencia no es tolerable cuando el país requiere del esfuerzo conjunto y sin cálculo político de sus mejores hijos.