Quito no puede seguir contaminando sus ríos

Resulta de vital importancia que la actual administración municipal rescate las iniciativas de diseño y financiamiento que montó la anterior

Quito es una de las ciudades de América Latina que en menor porcentaje trata sus aguas residuales: apenas un 10 %. Esto es un enorme problema para el medio ambiente de toda la meseta de la capital y de las cuencas que atraviesan sus ríos hasta llegar a la costa de Esmeraldas. También es un terrible peligro para la salubridad de las poblaciones que viven cerca de los cauces contaminados, pues casi todo el alcantarillado vierte sus aguas llenas de patógenos y microplásticos a los ríos que cruzan la ciudad. Es por eso que resulta de vital importancia que la actual administración municipal no guarde en el cajón del olvido las iniciativas de diseño y financiamiento que montó la anterior administración, con el fin de poner en marcha un proyecto que en un inicio se llamó Vindobona y que por problemas de corrupción fue abandonado. La actual gerente encargada de la empresa fue parte del equipo del anterior gerente y ha estado involucrada en este proceso que no debería ser abandonado. El proyecto consta de varias etapas y requiere de un financiamiento importante, ya que se calcula que su valor total podría superar los mil millones de dólares. Quito no puede seguir vertiendo sus aguas contaminadas a los ríos. El proyecto es indispensable, aunque políticamente no sea tan rentable como otros.