Editoriales

Los partidos en el régimen político

La proliferación de movimientos que surgen por generación espontánea es incompatible con el ejercicio ciudadano a elegir entre las mejores opciones’.

La turbulencia que se vive en torno a la elección de presidente es consecuencia directa del régimen político-electoral vigente. La proliferación de movimientos que surgen por generación espontánea es incompatible con el ejercicio ciudadano a elegir entre las mejores opciones. La presencia de candidatos sin mérito o arrastre alguno, y la falta de representatividad y conexión entre la Legislatura y sus representados hacen mofa del reiterado deseo de los ecuatorianos por aspirar a mejores días.

A falta de ideas y planteamientos, lo que cuenta es el discurso barato, las promesas a incumplir y el dislate que pretende pasar por cultura política.

Aspirar a ideales democráticos realizables demanda que las instituciones de la política, los partidos debidamente organizados, cultiven los talentos, promuevan la capacitación en escuelas de pensamiento, adopten la rendición de cuentas y, reiteramos, tomen en serio que el ejercicio del poder es para servir. El panorama descrito está lamentablemente distante de nuestro medio, atrapado en interminables actos de corrupción inspirados y ejecutados por bandas organizadas para delinquir. Es, en una frase, lo contrario a la institucionalidad que el país requiere.