Migración peligrosa
Sin el ánimo de provocar xenofobia, hay que tomar las medidas de seguridad que impidan que el país importe delincuencia
Las violentas protestas en Francia, desatadas tras el fallecimiento de un joven por el disparo de un policía en un control de tráfico, deben hacer reflexionar al mundo, también al Ecuador, sobre la fragilidad de los sistemas de seguridad y la intolerancia de los ciudadanos a este tipo de medidas que permiten mantener el Estado de derecho y la paz ciudadana.
El mensaje de una abuela, que pide que se deje de usar a su nieto fallecido como pretexto para sembrar la violencia, no puede ser más claro, en especial cuando resulta difícil la coexistencia de dos religiones en un país porque piensan y actúan de diferente manera.
Hechos como los que sacuden a Francia, que ya se han registrado antes en otros países del mundo, deben servir de ejemplo para que no se den, y que mucho menos se repitan, actos xenofóbicos, más que nada cuando existe una alta migración de ciudadanos de diversos continentes con distintas religiones, que puede llevar a que se produzcan grandes revueltas.
El país debe estar alerta ante el alto riesgo de que, con la migración, estén ingresando al territorio nacional extranjeros con antecedentes penales, que vengan a provocar al país, infiltrándose en cualquier acción de protesta válida. Importar delincuencia resulta una insensatez que puede costarle caro al país.