Guayaquil sin bosques

Es hora de que el Ministerio del Ambiente y el Municipio asignen recursos económicos a la preservación de las zonas protegidas y a la reforestación mediante la siembra planificada de árboles nativos

En la última década, Guayaquil ha perdido 100.000 hectáreas de áreas naturales por incendios forestales. Otras por depredación de cerros por canteras, urbanización, etc. De los bosques secos que originalmente tenía la ciudad, solo queda un 1 %. Estas cifras alarmantes adquieren mayor trascendencia si se considera el problema del calentamiento global, una realidad que ya es innegable.

Los bosques capturan el CO2 y cumplen diversas funciones que mantienen el equilibrio del medio ambiente, por eso su pérdida acelerada implica contaminación del aire y del agua, liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera, afectación del suelo y deterioro y destrucción de la fauna y flora.

La desidia de las autoridades locales y nacionales está permitiendo que los escasos pulmones que aún existen sean cada vez más pequeños. Es insuficiente lo que se hace para salvaguardar lo poco que queda en los cerros Blanco, Colorado y la cordillera de Chongón-Colonche. Urge, entre otras cosas, marcar y mantener líneas cortafuegos en todos ellos, indispensables para protegerlos.

Es hora de que el Ministerio del Ambiente y el Municipio asignen recursos económicos a la preservación de las zonas protegidas y a la reforestación mediante la siembra planificada de árboles nativos.