Grandes necesidades: escasos recursos

Pareciera que el Gobierno no ha querido evidenciar la magnitud de la situación y ahora todos exigen la atención de sus demandas’.

Cada día que transcurre después de la luna de miel del Gobierno con los movimientos sociales y lo que subsiste de los partidos políticos, evidencia el crecimiento de las demandas sociales y la incapacidad de los fondos públicos para atenderlas. Algunas son tan antiguas como la República. Lo rural siempre subsidiado a las ciudades. Cuando el campo reclama por mejores precios se le contesta aduciendo que el problema es la baja productividad, lo cual es cierto pero, tampoco se hace nada por incrementarla. La infraestructura de riego y drenaje básicamente ha servido para fomentar la corrupción. El campo sigue muriendo por sequía o ahogándose en las inundaciones. Otras exigencias, como las de los jubilados, terminan cuando se cansan de recorrer las calles y las manifestaciones se achican tal cual sus esperanzas de vida. Dieron su contingente al país, aportaron de sus generalmente escuálidos salarios y ahora, resulta que no hay cómo honrar esa deuda. Por el estilo, vociferan los transportistas por la tarifa de sus pasajes y los ciudadanos por las altas planillas del servicio eléctrico, y los pueblos por hospitales y escuelas, también por universidades. Pocos alzaron su voz cuando se saqueó al Ecuador.

Hoy nadie entiende que se acabó la plata y que la capacidad de crédito está al tope.