Editoriales

La Función Electoral: su imagen

"Ojalá que al año por iniciar lo recibamos con certezas en el proceso electoral"

En el periodo de elecciones, los órganos de la Función Electoral encargados de conducirlo gozan de especiales privilegios y eso está muy bien. Lo que en cambio está muy mal es que no se produzca, es visible a todas luces, la coordinación de acciones a que están obligados por mandato constitucional las instituciones del Estado (art. 226). En todo caso, lo que no puede ponerse en riesgo es el cumplimiento del calendario electoral que, además, en la legislación ecuatoriana está sometido a rigideces que podrían auspiciar, de no cumplirse estrictamente, las demandas de nulidad de lo actuado por parte de los interesados en propiciar el caos o encubrir su derrota. Así, es trascendente para el devenir democrático de la República que se proceda a dar paso a las gestiones requeridas para cumplir con lo establecido por las leyes y reglamentos electorales, sin manipulaciones de tipo alguno, a sabiendas de que los equívocos cometidos, de buena o mala fe, siempre darán lugar a procesos destinados a sancionarlos.

Asuma entonces, cada quien sus responsabilidades y sus riesgos. El país está pendiente de sus actuaciones pero, la duda que se ha fomentado ya ha dañado gravemente las imágenes institucionales y con ello también, muy negativamente, el proceso electoral y el devenir democrático del Ecuador.