Entes en descontrol

Desacreditados por escándalos y por indiferencia, los titulares de las funciones de control del Estado están en un momento de renovación. Por el plazo y por la legitimidad perdida ante el ciudadano

Las funciones de control del Estado entran en una etapa de descontrol. Sin entrar a su mejor o peor desempeño como altas autoridades, el punto de fuga se abrirá en los próximos meses por la dilatación del Consejo de Participación Ciudadana de renovar los cargos conforme al procedimiento establecido en cada caso.

La Contraloría necesita nuevo contralor. Porque toca reemplazarlo y porque urge una autoridad con, al menos, legitimación institucional. Es posible incluso que haya un periodo de vacancia si el encargado del encargado del encargado -parece exageración pero no lo es- es interpelado en la Asamblea Nacional. El Consejo Nacional Electoral también debe renovarse y se aproxima demasiado al siguiente llamado a las urnas sin certezas. El defensor del Pueblo está en las mismas, tras la escandalosa salida de su titular.

Coincide el momento de renovación de entes de control y coinciden los cuestionamientos. Sean diligentes en la designación. Los que entren tienen un rol medular para hacer que el país funcione: conseguir que los ciudadanos apáticos y descreídos de la institucionalidad vuelvan a confiar en el Estado. El individualismo nunca hizo patria y Ecuador está en un punto de inflexión.