Haber logrado que Ecuador sea reconocido globalmente por tener el mejor stand conceptual de Fitur, la feria turística más importante del mundo, es un esfuerzo gubernamental que se debe reconocer porque es una señal de que se pueden alcanzar metas cuando nos las proponemos. Pero en el contexto actual es necesario preguntarse cuánto de este esfuerzo económico podrá traducirse en el arribo de turistas que demandamos. Con un país aún en caos, ¿qué podríamos ofrecer a quienes nos visiten?

En medio de una emergencia como la que vivimos, Ecuador espera ver acciones concretas y contundentes que permitan cambiar su mala imagen de país violento e inseguro. De lo contrario, premios como el obtenido quedarán solo en aplausos. Países como la misma España continúan alertando a sus habitantes del alto riesgo que representa venir a Ecuador. Un destino como el nuestro, que afuera es visto como puerto clave del tráfico de drogas y un blanco de actos terroristas, difícilmente podrá atraer a más viajeros y hacer que con ello arriben dólares frescos, y por ende mayor inversión y empleo. Aún quedan muchos desafíos en esta materia. Ahora hay que empezar por demostrar al mundo que podemos garantizar seguridad, pero también que somos un país que, además de atractivos naturales, puede ofrece servicios como buena infraestructura y conectividad. Ese es otro gran reto.