El volcamiento y posterior incendio de un tanquero lleno de combustible en la avenida Simón Bolívar fue un alarmante llamado de atención para las autoridades municipales, que desde hace meses dicen estar trabajando para disminuir la tasa de accidentabilidad en esa vía. 

Es obvio que las medidas que se tomaron casi al inicio de la nueva administración municipal de señalizar los carriles de la vía no son suficientes para prevenir y evitar accidentes como el del tanquero, que milagrosamente no dejó víctimas mortales. 

La alta peligrosidad de esa importante vía de comunicación que une al sur con el norte de Quito no solo resulta en un alto número de víctimas humanas, sino que puede poner en jaque a la movilidad de la ciudad. 

Lo del tanquero supuso que la vía se cierre por 19 horas, lo cual sumió a casi todo el tránsito quiteño en caos. Si bien la Simón Bolívar tiene un trazado peligroso, es la cultura de la conducción de sus usuarios la mayor amenaza para la ocurrencia de percances. 

Las altas velocidades y el uso indiscriminado de los carriles que deberían ser exclusivamente para adelantar o ir más lento son, en realidad, las verdaderas causantes de las tragedias. Si el Municipio no adopta medidas para educar y controlar a los usuarios, muy poco se va a avanzar en el intento por reducir el índice de accidentes en la vía.