Editorial: Mafias enquistadas

Los hospitales públicos tienen cientos de equipos dañados en sus bodegas porque las mafias prefieren inutilizarlos para empujar nuevas compras

De poco sirve una millonaria inversión en equipamiento hospitalario si las mafias enquistadas en el sector de la salud, tanto en las unidades médicas del Seguro Social como en las de Ministerio de Salud, encuentran la forma de hacer que estos equipos no se usen, o porque faltan profesionales para su operación, o porque misteriosamente sufren desperfectos y quedan inutilizados.

Hay miles de equipos dañados en los hospitales públicos, arrumados en las bodegas, incluso para remate, porque ni los directivos ni las unidades de mantenimiento quieren recuperarlos, aunque muchos todavía tienen los tres años de garantía extendida. Las mafias no ven mayor ganancia en las reparaciones -porque a veces los daños no pasan de los conectores o de actualizaciones de software-, sino en las compras de nuevos equipos por el gran monto que pueden obtener.

Son incontables las trabas que los hospitales ponen a los equipos técnicos de garantía de fábrica cuando estos acuden a las visitas periódicas, porque la tónica es que mientras más aparatos estén fuera de funcionamiento, más derivaciones se harán a los negocios privados. Los hospitales de Guayaquil tienen en sus bodegas equipos que jamás han sido utilizados. Urge una auditoría del equipamiento médico, que revele la cruda realidad del descontrol estatal.