Editorial: Una enorme grieta entre regiones

Es como si existieran dos países distintos, con visiones diametralmente opuestas, sobre la forma de conducción política a la que aspiran

Los expertos en encuestas de opinión pública y analistas sostienen que la polarización política está acabándose en el país. Esto podría ser un hecho positivo para la construcción de consensos nacionales que tanta falta hacen. Sin embargo, el resultado de las elecciones pasadas muestra una realidad que no hay cómo negar: en lo regional, el Ecuador sufre de una profunda grieta política. Los mapas del país con los resultados electorales son contundentes: en la Costa hubo una votación muy marcada a favor de la candidata del correísmo y en la Sierra, así como en la casi totalidad de la Amazonía, por el candidato que finalmente ganó las elecciones. Es como si existieran dos países distintos, con visiones diametralmente opuestas, sobre la forma de conducción política a la que aspiran. Eso es, indudablemente, una forma de polarización que no se puede ni se debe ignorar. Es una grieta a la que hay que tener en cuenta en la búsqueda de esos acuerdos nacionales. Hay provincias de la Sierra, como Tungurahua donde el presidente electo tuvo 75 % de la votación y otras de la Costa, como Manabí, donde la candidata correísta tuvo 66 %. Se trata, entonces de una actitud frente a la política tan diferente en cada región que abona muy poco a la tesis de que la polarización en el país está muriendo.