Editorial | Corchar las arterias del crimen organizado

El crimen organizado ha convertido nuestras carreteras en pistas de aterrizaje y corredores de tráfico ilícito

Ecuador enfrenta una crisis de inseguridad que se toma de a poco infraestructura clave que amenaza no solo la vida de millones de personas sino el futuro económico del país. El crimen organizado ha convertido nuestras carreteras en pistas de aterrizaje y corredores de tráfico ilícito, mientras que nuestros puertos se han transformado en plataformas de exportación para el narcotráfico hacia Estados Unidos y Europa.

Esta realidad exige una respuesta contundente e inmediata: urge corchar las vías que alimentan y fortalecen estas redes criminales, que han encontrado en nuestra infraestructura su principal herramienta de operación. El control riguroso de carreteras y puertos no es solo una necesidad operativa, sino una urgencia nacional. La complejidad del control territorial no puede ser excusa para permitir que el crimen siga dominando estas instalaciones estratégicas, que deberían ser bases de desarrollo productivo.

El reciente repunte de violencia que azota ciudades críticas como Guayaquil es una señal de que las estrategias actuales son insuficientes para debilitar al crimen organizado. Ecuador necesita paz para garantizar la tranquilidad de los hogares ecuatorianos y reactivar una economía que se ve constantemente amenazada por la inseguridad.