Editorial | Arma para combatir vacunas y secuestros

Los niños y adolescentes que se unen a las bandas que vacunan en ciudades y pueblos lo hacen, sobre todo, por no tener verdaderas oportunidades

Para combatir el flagelo de las ‘vacunas’ y los secuestros se necesitan fuerzas de seguridad profesionales, muy bien equipadas, con armamento de última generación y sistemas de espionaje de primer orden. También es necesario analizar casos exitosos de combate a estas dos amenazas en otros países y conseguir expertos que hayan estado involucrados en esos esfuerzos. Sin embargo, lo más importante es reconstituir el tejido social en las ciudades, en los pueblos y en el campo. Un tejido social que permita que las comunidades actúen de forma solidaria y que sea la principal fuerza de combate a estas amenazas sociales se vuelve imprescindible. Un ecosistema donde tener un empleo o un emprendimiento digno no sea tan difícil como lo es actualmente en el país, resulta vital para articular una resistencia social a las mafias. Los niños y adolescentes que se unen a las bandas que vacunan en ciudades y pueblos lo hacen, sobre todo, por no tener verdaderas oportunidades laborales o de estudio. La reactivación de la economía y la reconstrucción de una educación pública que valore las virtudes éticas, en los sectores más pobres, son indispensables si los países quieren sacudirse de este mal que está marchitando a la sociedad. Una comunidad con el tejido social fortalecido es la socia perfecta de las fuerzas del orden.