Los ciclos económicos, a diferencia del PIB, no se miden en años calendario. Su trayectoria de expansión y contracción depende de la calidad de la política económica, de los impactos externos positivos o negativos, del ambiente político, y de la afluencia de la inversión interna y externa (que a su vez depende de los otros factores). Del análisis de estos temas dependerá la respuesta a dar respecto al tiempo, vigor, y sustentabilidad del crecimiento.

La política económica procrecimiento debe dar señales claras de liderazgo, consistencia y sentido de urgencia. El ahorro y la inversión deben ser alentados por ser la única forma de crear empleo productivo. Los agentes privados deben tener la seguridad de operar con seguridad jurídica. La discusión política no puede condicionar las decisiones económicas para distorsionarlas. 

En la práctica, la ruta del crecimiento implica controlar el consumo y subir la inversión pública; llevar a cabo la reestructuración de los pasivos del Estado; y reformar profundamente los regímenes laboral, tributario, administrativo y previsional. En pocas palabras, es menester pensar de forma diferente para poner en vigencia un modelo de desarrollo de crecimiento sustentable y equitativo.