Continúa la diplomacia, pero...

De momento, el potencial conflicto Ucrania-Rusia está, nunca mejor dicho, congelado. La nieve lo cubre todo en la frontera común’.

Partiendo en el análisis con la convicción de la permanente vigencia del viejo aforismo: en la preguerra o en la guerra en pleno, una de las primeras víctimas es la verdad, no es posible recibir con escepticismo informaciones originadas en el espionaje satelital o el brindado por las agencias noticiosas que tienen corresponsales sobre el terreno de los hechos. Así, es posible aseverar que Rusia ha movilizado 100.000 efectivos alrededor de Ucrania, y que Estados Unidos acaba de enviar 3.000 soldados a Europa del Este. Las maniobras inquietan al mundo mas, por paradoja, quienes menos creen en la posibilidad de una invasión son los ucranianos.

Analistas, de distinto perfil político, sostienen en cambio que Rusia podría arriesgarse a una invasión limitada a la región de las provincias de Ucrania donde ha repartido abundantes pasaportes para evidenciar la presencia masiva de sus compatriotas. Ese hecho le permitiría argüir que la invasión se da para proteger la vida de sus connacionales. Sin duda, el problema de fondo es que las potencias en pugna añoran, con distintas motivaciones, trastocar el orden geopolítico europeo actual: Rusia quiere fronteras seguras avanzando en lo que fue parte de su territorio. Europa-EE. UU. desean agrandar la OTAN con las repúblicas de la antigua Unión Soviética.