Basta de políticos sin pudor
Ser figura pública es aceptar someterse al escrutinio público y a dar explicaciones al enfrentar fuertes denuncias
Cualquier silencio que venga de un funcionario público o líder político que sea fuertemente cuestionado debe generar un rechazo absoluto. Ser imagen de un partido o referente de un grupo de seguidores cuenta y, por respeto a ellos y a la ciudadanía, se debe dar la cara y aclarar cualquier tipo de denuncia que afecte el buen nombre, por más mentira que esta sea.
La acusación que recientemente hizo un candidato a la presidencia de la República contra un exalcalde de Guayaquil, en la que con documentos denunciaba un aparente vínculo con empresas dueñas de puertos privados que operan en la ciudad, desató la crítica y la polémica respecto al supuesto poderío que este político tendría en presuntos negociados en estas instalaciones que dan un servicio público. Son acusaciones fuertes que sin embargo se han quedado sin aclarar, pues se ha optado por el silencio como escudo. Un silencio inaceptable, con mal sabor, que abre las puertas a especulaciones de complicidad y que hacen pensar en el sustento que podría tener esta acusación que toma fuerza en plena época preelectoral, dando a entender que el manejo de puertos podría ser un instrumento más de reparto por pactos políticos.
Ser figura pública es aceptar someterse al escrutinio de la sociedad y a dar explicaciones al enfrentar fuertes denuncias. El país está harto de políticos sin pudor.