¿Hasta cuándo se apoya al contrabando?

Urge crear algún mecanismo para que cada galón subsidiado por el Estado deje de desviarse, incluso por fuera de nuestras fronteras

La política de eliminación de subsidios pudo entrar en la diminuta lista de logros que algunos podrían atribuir a este gobierno. Pero no lo logró, porque una ejecución a medias y la falta de control y acompañamiento para que esta se implemente bajo la legalidad, está llevando a esta iniciativa al despeñadero.

Las cifras de Petroecuador son claras. El programa de eliminación del subsidio al diésel, que se aplicó solo en camaroneras de más de 30 hectáreas y que dejó a otros sectores sin tocar, no ha hecho otra cosa que despertar la viveza criolla entre quienes buscan aprovecharse del beneficio aun cuando saben que no es lo correcto. El incremento exorbitante del consumo del diésel pesquero que aún mantiene el incentivo deja en evidencia la migración de la demanda de algunas camaroneras hacia este sector, que la propia Cámara Nacional de Acuacultura (CNA) ha salido a denunciar, por la competencia desleal que se crea y que afecta a los actores formales de la cadena. Ante una política mal concebida y que ha ido dejando grietas para que se filtre la ilegalidad, el Gobierno, con el poco tiempo que le queda, debe poner mano dura para frenar esta irregularidad. ¿Hasta cuándo apoyamos el contrabando?  Urge crear algún mecanismo para que cada galón subsidiado por el Estado deje de desviarse, incluso por fuera de nuestras fronteras.