Tú, yo y el coronavirus

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'En este contexto/circunstancias se ha evidenciado lo mejor y lo peor de la naturaleza humana'.

Sí, nosotros en las circunstancias que nos rodean, esto es, la pandemia del coronavirus, mortal para los más vulnerables y que va avanzando en todo el mundo frente a poblaciones y sistemas de salud que no estaban preparados, nos obligan a parar en seco, pensar y actuar.

El “yo” de cada uno de nosotros se angustia por la sobrevivencia personal/familiar, evitar contagios, acceder a alimentos y exámenes de laboratorio oportunos; además, generar ingresos como sea, sobre todo a nuestra población sin un empleo fijo que les garantice una remuneración estable.

Ampliando el círculo: ¿los amigos cercanos, compañeros? ¿Las instituciones en las que trabajamos? ¿Cómo trabajamos? ¿Cómo organizarnos para proteger a todos los que la conforman sin paralizar acciones que serían el principio del fin? Y por supuesto, mil veces por supuesto, cómo sumarnos a colaborar, a estimular la responsabilidad colectiva, a tener conciencia del impacto de nuestra acción o de la inacción, fortaleciendo comportamientos concretos de prevención y apoyo.

En este contexto/circunstancias se ha evidenciado lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Hablamos de solidaridad; de sacrificios personales, algunos llegando al heroísmo (por salvar a los demás); de autocontrol para mantener la calma, la lucidez en el análisis, evitando ser arrastrados ingenuamente por las redes sociales y algunos medios de comunicación que se nutren de rumores infundados, fanatismo, noticias falsas; no siendo selectivos en las fuentes con evidencias científicas u órdenes de autoridades competentes nacionales e internacionales. Sin sensatez y solidaridad, el egoísmo, el aprovechamiento, la crueldad, la indiferencia y la charlatanería nos llevan directo al caos y pánico del que todos, todos seremos víctimas.

Como reflexión estimulada por declaraciones de un líder democrático: “En los países que no somos regidos por totalitarismos, de cualquier orientación, la sobrevivencia en estas trágicas crisis dependerá básicamente de los valores y la ética de cada ciudadano”. Agrego yo, responsable, maduro y nutrido de perspectiva colectiva.