Xavier Flores Aguirre | No fue El Libertador
Cuando holló el suelo de los guayaquileños, Bolívar también holló sus derechos. Aquí no libertó, pues ocurrió lo contrario
En octubre de 1820, Santiago de Guayaquil fue la primera ciudad del territorio del actual Ecuador en independizarse del Reino de España. La ciudad, capital de una extensa provincia y cabeza de una gobernación española, se independizó por sí misma, en una sola jornada y su gesta libertaria encendió en toda la provincia la llama de la libertad. La provincia nunca dejó de ser un territorio independiente hasta su anexión en julio de 1822 a otra entidad republicana (Colombia) por Simón Bolívar.
Una vez que se independizó el territorio de la provincia, los representantes de veintisiete de sus pueblos (Baba, Babahoyo, Balao, Canoa, Caracol, Colonche, Chanduy, Charapotó, Chone, Chongón, Daule, El Estero, El Morro, Guayaquil, Jipijapa, Machala, Montecristi, Palenque, Pichota, Pimocha, Puná, Punta de Santa Elena, Puebloviejo, Samborondón, Santa Lucía, Ventanas y Yaguachi) se reunieron en Guayaquil para decidir su destino.
Entre el miércoles 8 y el sábado 11 de noviembre de 1820, un total de cincuenta y siete representantes decidieron el régimen político para la administración del territorio. Optaron por un régimen republicano, materializado en el artículo 1 del reglamento aprobado el 11 de noviembre como un gobierno “electivo” y presidido por una Junta de Gobierno compuesta por hijos de Guayaquil, con José Joaquín Olmedo a la cabeza. La representación de la provincia decidió en noviembre de 1820 el tránsito de la soberanía divina a la soberanía popular, como le corresponde a una república.
El artículo 2 del reglamento del 11 de noviembre declaró a la provincia “en entera libertad para unirse a la grande asociación que le convenga de las que se han de formar en la América del Sur”. Para cumplir este propósito, la Junta de Gobierno había decretado el 19 de junio de 1822: “Por ningún pretexto existirá en el territorio de la Provincia fuerza alguna armada de los Estados amigos, al abrirse las sesiones del Colegio Electoral; ni en la bahía permanecerá buque alguno de guerra, amigo o neutral, aunque esté simplemente armado”. Para la junta era importante que los representantes se puedan reunir en libertad.
Guayaquil no debió su independencia a las fuerzas de Bolívar en octubre de 1820 y el gobierno de la provincia deseaba elegir su destino de forma libre y razonada en julio de 1822. Para decidir “en entera libertad”, el Colegio Electoral había sido convocado para el 28 de julio. Pero Bolívar tenía otros planes para Guayaquil y no contemplaban su libertad sino su anexión.
De manera contraria a la ley del suelo, Bolívar invadió con una fuerza armada el territorio de Guayaquil el 11 de julio de 1822 y ordenó el cese de la administración de la Junta de Gobierno el 13 de julio, asumiendo para sí la administración de la provincia, a la que en seguida procedió a anexar a la República de Colombia, de la que él era presidente.
Cuando holló el suelo de los guayaquileños, Bolívar también holló sus derechos. Aquí no libertó, pues ocurrió lo contrario: aquí Bolívar ocupó y coartó la libertad de decisión de una comunidad republicana y autogobernada desde octubre de 1820.
Simón Bolívar fue el Libertador en muchas partes (incluso en Cuenca y Quito), pero no lo fue en Guayaquil.