Columnas

Sentencia y renacer de Ecuador

El nuevo Ecuador espera que luego de esto lo comencemos a reconstruir. Esa es la tarea y desafío.

La decisión de los jueces del lunes 7 es histórica. Señala un antes y después, pues nunca se enjuició, juzgó y sentenció, por corrupción, al presidente, vicepresidente, varios ministros y empresarios privados. El mérito no es solo de ese pronunciamiento y del rol básico, firme, decidido, patriótico y correcto de la fiscal. Se inició con el trabajo honesto y valiente del periodismo de investigación y la prensa libre. Dos periodistas, Villavicencio y Zurita, pusieron a la luz pública los hechos que el correato ocultaba. Su informe: Arroz verde dio las evidencias para que la fiscal Salazar tenga pruebas. Buscó y encontró más. Todos lo hicieron bien. También la CN y el Cpccs-T que presidió Julio César Trujillo. Este fue el que escogió a la fiscal. Su accionar dio el triunfo al país sobre las mafias políticas y los hechos de corrupción del correato. En la historia nacional hay hechos bárbaros, vergonzosos y brutales de robo de los fondos públicos por dictadorzuelos como Veintimilla y las deshonestidades públicas del bucaramato. También el despotismo-represión del Garcianato. Correa y su pandilla fueron más allá, rebasaron los límites e imaginación. Destruyeron todos los valores de la política y administración pública. Montaron “una inteligente organización criminal para robar”, típica de las mafias, como la Cosa Nostra y la Camorra. Reorganizaron leyes, normas y principios. Violentaron y destruyeron los controles. Su finalidad fue que la farsa y payasada de la “revolución ciudadana” creara un efectivo régimen de apropiación, saqueo y recepción de sobornos para beneficio de él, su partido y camarilla. Creyó que como puso cómplices en Contraloría, Fiscalía y gavilla de jueces inmorales, y amenazando a la prensa, su acción corrupta gozaría de total impunidad. Sin embargo, “la justicia tarda, pero llega”. Hoy grita y vocifera que la sentencia es una “persecución política” (¿?). Pero fue él quien enjuició a toda persona que pensara diferente. Persiguió a todo periodista y medio de comunicación que denunciara y pusiera a la luz pública lo que él y su pandilla hacían (ministros, funcionarios y empresarios) con el Estado. El nuevo Ecuador espera que luego de esto lo comencemos a reconstruir. Esa es la tarea y desafío.