Un octubre diferente

El octubre de 1820 no fue un mes semejante al de los años coloniales anteriores, ni a las rutinas habituales que se cumplían cada año en los rituales de súbditos “muy leales y muy nobles” de los guayaquileños. El espíritu de los criollos lo transformó totalmente.
Cuando Napoleón invadió España (1808) la tomó y desnudó las debilidades estructurales del Estado, ejército y gobierno. En 1809 se inició el proyecto emancipatorio juntista de los nobles quiteños. A los criollos guayaquileños les pareció precipitado, sin estrategias bélicas y sin recursos económicos para financiar y sostener la respuesta militar a los españoles. Pensaron que era necesario esperar tiempos mejores y acertaron. En 1820 ya no estaba Napoleón. Fue derrotado en 1814. Pero los pedazos monárquicos no hacían un poder extramarino. Además, el coronel Rafael del Riego, jefe de las tropas que pensó enviar la corona para terminar con la insurgencia de criollos y mestizos hispanoamericanos, se insubordinó contra Fernando VII. Demostró que la España monárquica era una caricatura y tradición antes que un poder económico, marítimo, militar y político. El imperio se caía aceleradamente. En Hispanoamérica los combates emancipatorios aumentaron su descalabro. San Martín, Artigas y O’Higgins, desde el sur, y Santander y Bolívar desde el norte, desgastaban su poderío.
Los criollos y mestizos guayacos, que entendían bien las reglas del comercio, la razón ilustrada y que sabían obtener beneficios y apropiarse de ideas modernas, se decidieron por la revolución. Unen recursos diversos: humanos, alimentos, dinero, ideas y organizaron una estrategia, que con un buen juego táctico, profundizó más la crisis de la monarquía española en el Pacífico sur. Esto hizo que ese octubre de 1820, los criollos y mestizos lo hicieran distinto: se transformaron en patriotas libertarios, insurgentes, revolucionarios e independentistas. Crearon un gobierno autónomo con un nuevo espacio público. Así nació un enclave local y un nuevo escenario de ciudadanos en Guayaquil. Esa sociedad hizo que ese mes de 1820 se constituya en diferente a los que celebraban y tributaban, como súbditos, al coloniaje. Había nacido la emancipación que creó un espacio libre, soberano y autonómico.