Rafael Oyarte | Libertad a extranjeros delincuentes

Son puestos en inmediata libertad, salvo que esa nación tenga asuntos judiciales pendientes
¿Cree usted que otra nación deportaría a un ecuatoriano que delinquió en ese país sin que haya cumplido la pena? Difícilmente una nación civilizada hará eso: imponer condena a quien rompe la ley es cuestión de alto interés público, pues no hacerlo fomenta el delito y deja en desprotección a las víctimas. Otra cosa es que, en aplicación de convenios de repatriación, los Estados entreguen a su país de origen a sus nacionales condenados con el fin de que cumplan la pena en su territorio, para lo cual existen condiciones como duración mínima de la condena restante, que el sentenciado manifieste su voluntad en ese sentido y los informes a la nación de traslado.
Por el contrario, al Gobierno ecuatoriano no se le ha ocurrido mejor idea que deportar extranjeros que no han cumplido sus condenas. Como no lo ha hecho en aplicación de convenios de repatriación, esos delincuentes no cumplirán sus condenas en el país de origen, sino que, como ya vimos, son puestos en inmediata libertad, salvo que esa nación tenga asuntos judiciales pendientes. La gran advertencia que se les ha dado a esos delincuentes es que no pueden volver a Ecuador por 40 años, so pena de cumplir la condena pendiente más tres años. Valiente cosa, como que esos delincuentes van a reingresar a nuestro país pasando filtros migratorios. Es que, a la tradicional improvisación e imprevisión de nuestros políticos, ahora se suma la ingenuidad, a la que le sigue la irresponsable promoción del delito por extranjeros: Ecuador está de oferta, anda y delinque allá que, si por causalidad te procesan y te condenan, en lugar de purgar la pena, te devolverán deportado a tu país.
Una cosa es deportar al extranjero que delinquió en nuestro país una vez que haya cumplido su pena en Ecuador o impedirle su retorno a quien fue repatriado a su nación para cumplirla, y otra, harto distinta, es este indulto irregular, porque ni siquiera es una conmutación, pues en Ecuador la pena de extrañamiento no existe. A eso sume otra cosa: qué pasa si el Gobierno de otra nación se pone igual de irresponsable que el nuestro y, en lugar de repatriar, deporta a los ecuatorianos que han delinquido en ese país, los que quedarán libres una vez que pisen nuestro territorio, pues acá no tienen cuentas pendientes. Lo único que queda claro es que los extranjeros que han delinquido en Ecuador están de plácemes.