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Las mujeres y Guayaquil

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No hay espacio ni actividad en la cual no estén presentes en pensamiento y acción

El 8 es el Día internacional de la Mujer. Nació con su lucha social y democrática. Su pionera, Clara Zetkin, en 1910 propuso esa fecha para honrar la memoria de mujeres trabajadoras muertas en la fábrica Triangle Shirtwaist, EE. UU. (1911). Antes hay una historia omitida y silenciada; en ella están presentes y activas con sus banderas, objetivos, fines propios de igualdad para que la sociedad civil y la democracia moderna las reconozca.

Conocerlas hoy y ayer, significa comprender su ser y experiencia vital, que existe y reproduce social y culturalmente, más allá de sensualidad, sexualidad, erotismo, palabras, gestos y silencios. Sus acciones son el resultado histórico-social, material-espiritual y simbólico que construyen, tejen y reproducen, con sus vidas y socialidades múltiples. En cada praxis afirman su identidad y derechos que trascienden calendarios y relojes sin ser fantasmas metafísicos. Se construyen como esa “otra” sociedad activa y cambiante que machismo y patriarcalismo no conocen ni comprenden. Es en esa dinámica de reproducción social como se hacen, afirman y proyectan como sujetos y actores sociopolíticos. Percibir y reconocer esto es lo que necesitan y demandan ellas para seguir afirmándose en sus derechos y deberes, transcendiendo lo erótico, lo amatorio y la maternidad. La sociedad tiene una deuda sociopolítica con ellas. Precisamente por esto no son el complemento material (la hembra) ni el agregado pasivo y complemento del macho (visión biosexual), ni la “media naranja social” del hombre. Son ese colectivo de autoras sociales que crean y recrean la humanidad.

No hay espacio ni actividad en la cual no estén presentes en pensamiento y acción. Guayaquil tiene una larga historia de ellas. Comienza con el mito de la princesa Quil, pero antes están las figuras valdivianas de los señoríos precoloniales y preincásicos. En la Colonia tuvieron un rol importante en las diferentes actividades y acciones socioeconómicas y culturales. En la independencia lucharon por ella las Garaycoa, Rosa Campusano, etc. La vida republicana reconoce y valora sus acciones. Su historia social-política, cultural y simbólica en los últimos 50 años señala mayor presencia e incidencia de su accionar ideológico-político.