Elecciones y grave daño a la ciudadanía

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Esto rebela que es peligroso el destino que tiene nuestro país con políticos, líderes y candidatos con esta conducta.

La ciudadanía se construye, reproduce y recrea en un proceso continuo de afirmación política en la democracia, por eso se constituye en base fundamental de ella. Hay circunstancias políticas e históricas en las que puede sufrir daño y deterioro. Ecuador no tiene un estado-nación, instituciones sólidas ni una eficaz ciudadanía. Por eso puede ser “fallida”. Se muestra como frágil y de precariedad constante. Partidos, movimientos, sindicatos, gremios empresariales, etc., poco y nada hacen para cambiar esto. Hoy la vida loca del carnaval electoral es el peor escenario para reconstruirla, fortalecerla y posicionarla en un rol y accionar protagónico y crítico.

En el actual ritual electoral todos trabajan por destruir la ciudadanía. Programas, discursos, consignas y ofertas crean elementos para su destrucción. Incluso cuando con descaro un candidato promete regalar mil dólares a un millón de familias. Esto en lenguaje sencillo significa que busca comprar el voto. Esto destruye la ciudadanía. Otros, con plena ignorancia de la economía y finanzas públicas, prometen cosas que la debilitan más. Promesas sin sentido ni lógica de aquello que no se puede otorgar ni resolver desde el Ejecutivo o el Legislativo, sino en el ámbito judicial.

El grado de manipulación es alto, con resultados dañinos. Ofrecen absurdos con abierta demagogia, paternalismo y clientelismo, creando un efecto destructor en la ciudadanía. Observando y analizando esto es preciso que recordemos que la ciudadanía constituye el sustento individual y colectivo del sistema democrático. Por eso esta cadena absurda, ilógica, perversa y hasta estúpida se da en un continuo sinfín de destrucción de ella. El efecto es producir y reproducir factores de devastación del sistema democrático. ¿Se dan cuenta de ello? ¿Tienen conciencia de lo que hacen? Si. Pero no les interesa la democracia, la sociedad ni la ciudadanía. Solo buscan ganar las elecciones, ir al Estado y a los fondos públicos para saquearlos desde la primera semana. Esto nos dice que carecemos de una clase política democrática y que la mayoría de candidatos lo que buscan es “comprar votos”. Esto rebela que es peligroso el destino que tiene nuestro país con políticos, líderes y candidatos con esta conducta.