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Construir la nación

Avatar del Willington Paredes

Las naciones unitarias las construyen las sociedades concretas. Guayaquil lo hizo entre octubre de 1820 y mayo de 1822. Eso dicen los hechos, el proceso y la realidad histórica. No cabe ocultarlo. Sí, sus Gran Cacao y comerciantes capitalistas se lanzaron a esa tarea histórica. Éramos un proyecto de nación futura, un espejo fragmentado de tres regiones socioeconómicas, étnicas, políticas y culturales: Quito, Guayaquil y Cuenca. Por eso era necesario crearla unitariamente. Guayaquil lo hizo desde 1820, proyectándose al interande. Luchó por esa tarea ilustrada y moderna de libertad económica, ideológica y política. Convocó un congreso provincial-regional de 57 representantes (nov. 1820). Las tres buscaron construir la nación desde sus geopolíticas. Guayaquil empleó la mejor estrategia emancipadora. Fusionó lo socioeconómico, geopolítico y militar. Destinó mucho dinero en comprar armas, barcos, pagó tropas, etc. Tuvo la certeza del momento histórico: el descalabro militar español y la desobediencia de militares constitucionalistas en España (enero, 1820).

Con patriotismo, el ilustrado y moderno Olmedo dijo: ¡Guayaquil por la patria! Fue el grito de unidad, combate y compromiso de liberar las otras regiones y significó: con nuestros y vuestros recursos, y con fuerzas nos liberamos todos.

Guayaquil luchó por el “tiempo esperanza”. Lo concretó en ese poder interregional que desde la consigna se cristalizó en el Pichincha. No fue el triunfo de la poética-política sino de una política y estrategia correcta que nació en 1820 y culminó en mayo de 1830: la creación de la República del Ecuador.

Cierto, una consigna no hace una nación. Guayaquil tuvo la fuerza histórica y voluntad política para hacerlo. La ideó y construyó desde la provincia-región. Luchó y venció con decisión, voluntad, firmeza y sacrificio. Esto le deben las otras regiones. Especialmente las del interande. Y mucho más Quito, pues con la metáfora unitaria estuvo la decisión de crear un ejército llamado Unidad Protectora de Quito. La consigna y su efecto lo dicen todo. Es necesario saber y comprender esto: qué fue, cómo fue y por qué lo hicieron Guayaquil y sus élites ilustradas y modernas de Gran Cacao y comerciantes de esa época y momento histórico.