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Barrios, vecinos y fuga urbana

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El deber es recuperar el Guayaquil histórico de la vecindad barrial como tarea cívica, cultural y política

Las ciudades son territorios socioeconómicos, culturales, jurídicos-políticos; de imaginarios, culturas y etnicidades. También espacios económicos que unen múltiples relaciones-acciones (Weber). En la histórica nuestra se fusionan vecinos, vecindad y barrio, de sentido débil hoy, pues vivimos una fuga de ese colectivo urbano que emigra continuamente a las nuevas ciudadelas. Las razones son diversas: socioeconómicas, seguridad, ascenso social, etc. Esto refleja un abandono y continuo proceso de autodestrucción y aniquilamiento de la vecindad y los barrios. En efecto, la expresión original que unía a los integrantes del colectivo urbano guayaquileño luego del encuentro-acuerdo entre los manteños huancavilcas, chonos y otros señoríos étnicos con los españoles, fue un naciente grupo de vecinos. Así nació la ciudad, con ese pequeño núcleo de vecinos donde se originó el Guayaquil histórico. Después surgieron los barrios: la Planchada, el Astillero, Garay y muchos otros. Los vecinos (colectivo social) se reconocían e identificaban con esos parientes territoriales concentrados en la vecindad creada históricamente. Incluso algunos clubes deportivos, varias galladas, diversos núcleos culturales, tuvieron cama y cobijaron escuelas y colegios que habitaron esos barrios y vecindades. La fuga histórica comenzó con Urdesa (1955), Miraflores (1957), El Paraíso (1962). Siguió con La Alborada (1973), Sauces (1978), Urbanización Los Lagos (1980), Ciudad Celeste (2003), Villa Club –Daule (2004), La Joya-Daule (2006), Villa del Rey-Daule (2011), etc. De esta forma la urbe histórica tiene más de 50 años de fuga.

Así creció la fuga de la urbe histórica hacia esas ciudadelas amuralladas, cerradas, con guardias personales, etc., que no para aún. Por eso hay 4 Guayaquiles: el durandeño, el dauleño, samborondeño y el Guayaquil histórico, cada uno con su sentido y significado. Se suman también los colectivos populares del Suburbio (1950-60), Guasmo (1975-77), Perimetral (1985-87), Monte Sinaí (2000), etc. Cada uno tiene una dimensión recóndita, un signo evidente de lo que son ellos, cuanto de lo que expresan y recrean los guayaquileños.

El deber es recuperar el Guayaquil histórico de la vecindad barrial como tarea cívica, cultural y política.