Seguramente no son pocos los que creen que es un milagro de todos los santos. Me incluyo entre los crédulos: La vacuna para enfrentar el coronavirus está lista y empieza a aplicarse mañana en la red de hospitales de Londres, en una suerte de reconocimiento -no oficial- de Reino Unido a la efectividad de la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y los Laboratorios AztraZeneca.

Las dudas que rodeaban a la investigación han quedado minimizadas al trascender que el joven brasileño que murió, por causas aún no conocidas, y que fue un voluntario de 28 años, había recibido un placebo y no la prueba de la vacuna, por lo que el experimento internacional no fue suspendido y ha llegado ahora a la etapa final.

Esta vacuna, y más adelante otra de los Laboratorios Pfizer, llegará a Ecuador a partir de marzo próximo, con 4 millones de dosis, si todo continúa como está planificado. La operación hizo ver la condición de científico y académico del ministro de Salud Juan Carlos Zeballos, quien antes del anuncio de Reino Unido, ya había adelantado un acuerdo con los laboratorios AstraZeneca, con la entrega de una carta de intención del Estado ecuatoriano. En recientes declaraciones, aún mostrándose optimista, dijo que la normalización para el uso de la vacuna demandará unos 3 años, sin descartar que lleguen también desde Rusia y China más vacunas para Ecuador.

El mundo se acerca a una solución a esta pandemia, y vaya que hemos rogado por ella en todos los idiomas, en todas las religiones, en todas las manifestaciones de fe, pero el dolor y el peligro persisten y los santos, por mucho que los invoquemos, no pueden hacer milagros, si no hacemos nuestra parte: cuidarnos.

Hay una frase con la que el periodista Carlos Vera empieza su jornada en Twitter y dice ¨No pidas a Dios que guíe tus pasos, si no estás dispuesto a mover los pies¨. Gran lección.

Hoy es Domingo de descanso, en medio de un largo feriado en donde se pone a prueba nuestra responsabilidad. Ojalá pudiéramos convencer a los jóvenes, quienes parecen ser los más indisciplinados a la hora de cumplir las medidas de bioseguridad. Sabemos que no lo harán por la fuerza, sino por conciencia. A esa conciencia apelo, cuando le digo a mi hija de 19 y que sueña con una fiesta de música electrónica en la playa, que mire a su abuela de 80 y tantos, que nos mire a sus padres cincuentones. Le pregunto, ¿cómo se sentiría si fuera ella quien nos contagiara? Si nos trajera a casa el coronavirus…

¿Ven por qué tenemos que seguir rogando a los santos? La conciencia ciudadana necesita también de milagros. A Dios rogando y con el mazo dando, como dice el refrán.

Hace una semana mi amiga Bibi me ha traído a regalar una imagen de Santa Narcisa. Fue al santuario de Nobol y la compró para mí. La recibí con agrado, aun admitiendo mi condición laica y deísta… Pero la “niña Narcisa” siempre me ha provocado una reverencia especial. Como a muchos de ustedes les ocurrirá con Santa Marianita de Jesús, con el santo hermano Miguel. Los 3 santos oficiales que tenemos en Ecuador, tan necesitado de milagros.