Todos somos Chito Vera

Como exatleta puedo decir que los deportistas no se hacen, sino que nacen. El compromiso y disciplina que se necesitan para llegar a la élite de cualquier deporte es astronómico.
Mi mamá siempre fue una fiel creyente en aquello de que un niño ocupado no se metía en problemas. Con esa ideología, desde muy pequeña siempre quiso que haga algún deporte. Así empezó mi vida como nadadora, una carrera que duro más de doce años.
A lo largo de esos años fui seleccionada del Guayas y de Ecuador, finalizando mi carrera atlética en la universidad, después de competir dos años en los Estados Unidos.
Como exatleta puedo decir que los deportistas no se hacen, sino que nacen. El compromiso y disciplina que se necesitan para llegar a la élite de cualquier deporte es astronómico.
Aún recuerdo cuando no salía el sol en invierno y caminaba a las cinco de la mañana para llegar a mi entrenamiento. Si cierro los ojos todavía siento la temperatura del agua y puedo oler el distintivo olor a cloro que tenía esa piscina.
Me acuerdo que después de enterarme de que mi abuela falleció fui a entrenar. Recuerdo la angustia que sentía y cómo se iba a medida que el entrenamiento culminaba.
Una constancia que siempre tuve en mi vida fue el deporte. En las buenas y en las malas sabía que al final del día me esperaba un entrenamiento de dos horas.
Este fin de semana, como todo Ecuador, vi la pelea de Chito Vera. Al ver su victoria lo único que pienso es en el respeto como atleta que le tengo, pues yo, como atleta también, entendía el compromiso que había hecho y seguía haciendo para llegar donde estaba. El compromiso que no es solo físico, también mental.
Pero Chito es diferente, porque él engloba los sueños de muchos. Ver a un deportista ecuatoriano en lo más alto de la élite de la UFC muestra que ningún sueño es inalcanzable si uno se lo propone.
Afuera de nuestro territorio, atletas como Chito Vera, Carla Esparza y Michael Morales, muestran que América Latina tiene esperanza. Que nuestro potencial es formidable y que somos más que un país inmerso en delincuencia.