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Sophia Forneris: Políticos con prudencia

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Soy tajante en manifestar que los delegados políticos tienen que ser figuras a admirar

La educación tenía un papel muy importante en la antigua Roma, ya fuera para los hijos de las clases altas, destinados a emprender una carrera política o a administrar sus bienes; para las damas nobles que debían ocuparse de su familia; o incluso para muchos hombres y mujeres de origen humilde: todos necesitaban una formación básica que les permitiera abrirse paso en la sociedad. Aunque la educación estaba lejos de ser universal, Roma fue posiblemente la sociedad del mundo antiguo más alfabetizada a nivel básico, incluso más que en algunas épocas posteriores. Esto en parte se debía a su carácter global, ya que la importancia del comercio hacía necesario tener mínimas nociones de lenguaje y cálculo; pero también tenía un papel fundamental el concepto amplio de ciudadanía. Se esperaba que los habitantes interiorizaran una serie de normas y tradiciones que definían qué significaba ser romano. Pese a las grandes diferencias entre clases y sexos, la educación estaba notablemente más extendida que en otras sociedades como la egipcia o la griega, donde era un privilegio muy exclusivo.

Ahora en 2024 la educación ya no es un privilegio sino un derecho, sin embargo, por alguna razón muchos piensan que no es un requisito para alcanzar una posición política. Siempre he criticado la falta de educación formal que se observa en nuestra Asamblea, pues es sumamente común que delegados lleguen a esas posiciones con un diploma mediocre o en otros casos ninguno. Y ello ocurre no solo con los asambleístas sino también en las alcaldías. Muchos pueden decir que diversas situaciones no les permitieron seguir una educación formal, pero para mí eso es una excusa de un individuo que no tiene la capacidad de ser multifacético. Muchos alumnos universitarios en estos momentos trabajan y estudian a tiempo completo, por lo tanto es una labor admirable, mas no imposible.

En mi opinión, un delegado que no vea la importancia de la educación superior no tendría que ser nuestra cara al mundo. Soy tajante en manifestar que los delegados políticos tienen que ser figuras a admirar. Por eso en las próximas elecciones no votemos con odio, sino por alguien que en verdad se ponga la camiseta y tenga prudencia.