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Torcidos

¿Quién detiene este sainete de incongruencias y desacatos? Nuestras leyes son expresamente mal hechas y nuestros jueces por lo general una vergüenza...’.

“Ama y haz lo que quieras”, decía Agustín de Hipona, al que elevaron a santo pese a su vida de, en términos cristianos, pecador. Sus contradicciones no invalidan sus enseñanzas. Profundidad y simpleza. Las leyes deberían ser así: un mandato sin lugar a dudas.

Pero no lo son. Al contrario, solemos decir que “hecha la ley, hecha la trampa”. En Ecuador somos aspirantes a campeones en esa práctica. Los recientes sucesos sobre la designación del superintendente de Bancos lo prueban. Es imposible analizar, con leyes chuecas y farsantes llamados a interpretarlas o cumplirlas, quién tiene la razón. En nuestro país no hay derecho, hay modos torcidos de llevar a la práctica las que deberían ser sus bases: justicia y bien común. Y hay muuuuchos jueces de adorno, o de bolsillo, que dependiendo quién los patrocine dictaminen por igual que la noche es noche, por supuesto, pero si conviene es día. Cuánto hay.

El viacrucis empieza con un presidente que escoge mal a sus asesores: los quiere lambones, aunque le resulten incompetentes. La prueba es que los mantiene pese a sus embarres de leyenda. Haber puesto en la terna para superintendente a un niñato ambicioso y desesperado por figurar fue un error, y otro mayor es mostrar un interés desmedido en controlar el negocio lucrativo que hizo rico al presidente. Se le sale lo banquero.

Pero lo más grave es que una Asamblea Nacional impresentable, la peor de cuantas hemos tenido, y el propio jefe de Estado deciden qué decisiones judiciales respetar y cuáles no.

¿Quién detiene este sainete de incongruencias y desacatos? Nuestras leyes son expresamente mal hechas y nuestros jueces por lo general una vergüenza, pero aun así los conflictos políticos podrían resolverse con un poco, un poquito nomás, de sentido moral, el que subyace en la esencia del derecho. ¿La Corte Constitucional elevará su voz? Es lo que corresponde para dar algo de luz al paisito que se deshace entre sus costuras mal hechas y los zarpazos que día a día le da quien pronto podría gobernarlo de verdad, el narcotráfico. ¿O se sumará al equipo de los que al parecer nacieron torcidos y así se quedarán?