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Muerte cruzada y tiempo

Avatar del Rubén Montoya

'El factor más valioso que tenemos los humanos nunca se detiene... A veces, cuando queremos actuar, incluso haciendo lo correcto, simplemente es tarde’.

Puede que algunos crean que amenazar es una buena herramienta para el logro del objetivo. ¿Cuántos padres lo han hecho, creyendo que así educan? Si hacen memoria, es posible que algunos recuerden que solo cosecharon un fracaso. Porque la amenaza anida su propia debilidad: pretende educar ‘desde’ el miedo. Y, por tanto, transmite el propio…

Quien amenaza, en el fondo muchas veces teme.

¿Teme el presidente Guillermo Lasso ejecutar su amenaza de ir a una “muerte cruzada” si la Asamblea lo sigue torpedeando? Su megaley para enfrentar la crisis, rechazada por un tecnicismo, solo alargó lo que parecía ser su estrategia desde que llegó a Carondelet: liberarse de las ataduras, con el apoyo popular, para imponer el Plan de Gobierno que lo llevó a la Presidencia. Tiene derecho a esa facultad, pero es vital el factor tiempo.

Lasso ahora retrocede y amenaza. Usa el poder de la imagen para que su gesto parezca decidido: “tengo el arma (de la muerte cruzada) lista”, dice, en resumen. Pero la guarda, no vaya a ser que se le salga el disparo… Y ofrece enviar propuestas de ley por separado, con la esperanza de que una -la laboral- la apoyen los socialcristianos, y otra -la de los tributos- los correístas; y ambos proyectos sus aliados con saliva: los indígenas y los izquierdistas democráticos. O sea: él espera que los integrantes de eso que él mismo señaló como los triunviros de la conspiración terminen respaldándolo… Bajo la amenaza de que usará el arma que tiene cargada. ¿Creerá que los amenazados le creen?

Y mientras tanto, el tiempo pasa. El factor más valioso que tenemos los humanos nunca se detiene; menos cuando corre por la desesperanza de millones de ecuatorianos que siguen expectantes… e impacientes. A veces, cuando queremos actuar, incluso haciendo lo correcto, simplemente es tarde.

El jefe de Estado debe aclarar su estrategia de gobierno y medir bien su tiempo porque con él nadie es millonario, ni genera intereses. Simplemente lo gastamos, lo bien usamos, o lo perdemos.

Como sucede con las amenazas. Que de tanto usarlas pueden perder todo su efecto. Ya no generan miedo: solo muestran el propio.