Mensaje y estrategia

Para tratar a esos equilibristas hace falta expertos. Por ahora no los tiene
Quizás porque son elementales, a veces perdemos de vista el valor de las herramientas más útiles que sirven para el logro de un objetivo. Si para alcanzarlo dependemos de otros, entonces una de ellas es el mensaje. Su importancia es colosal.
¿Cuál es el mensaje central que quiere el “Gobierno del encuentro”? Supongo que es mucho más que nos creamos ese eslogan, que está bien como gasolina electoral, pero no alcanza para movilizar a un país que intenta salir de su peor catástrofe. El mensaje que inspira es humo cuando no se traza caminos para hacerlo práctico. Si la gran preocupación ciudadana es la reactivación económica, el presidente Guillermo Lasso necesita condensar en un mensaje el modo en que piensa lograrla. El “qué” exige el “cómo”. El “cuándo” ya está decretado: es para ayer. De la oferta del “crearemos fuentes de empleo” debe pasar a la concreción a marchas forzadas. Y allí está estancado, porque tampoco parece tener la otra pata de la comunicación política: una estrategia.
Su propuesta de que “sí habrá consulta este año”, casi a la par de que enviará una megaley para levantar la economía, le autoimpone una línea de muerte que lejos de clarificar lo que quiere lo oscurece. Esa ley irá a una Asamblea Nacional donde el régimen tiene más enemigos que adeptos. ¿La envía para tener el pretexto político de un plebiscito ante la esperada negativa? Es una jugada muy riesgosa.
Tampoco se sabe cuál será su esencia, que debería ser lo menos abarcadora posible para garantizarle no perder el gran objetivo. Al poner demasiados temas sobre el tapete, condenará su proyecto a lo que muchas consultas han sido: apenas un termómetro de la popularidad del Gobierno y no un examen sobre las materias que se preguntan.
La estrategia depende también del mensaje y de operadores políticos que, por ahora, parecen ausentes. ¿Quién le tiende puentes para acercar posiciones con sectores que hacen del equilibrio su razón de ser? Ecuador está lleno de grupos de presión que tienen las máscaras del a favor o en contra listas para usarse. Para tratar a esos equilibristas hace falta expertos. Por ahora no los tiene.