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LATAM no escarmienta

Avatar del Rubén Montoya

Va de izquierda a derecha y viceversa, como un péndulo anestesiante... El mapa de la región es bipolar...

Latinoamérica es una región que no aprende de sus errores. Políticamente, parece una serpiente que ni bien se expande vuelve a encogerse sobre sí misma. Y para seguir con el símil, cambia de piel, pero sigue igualita.

Va de izquierda a derecha y viceversa, como un péndulo anestesiante y si de vez en cuando acepta un marginal (’outsider’, como dicen los cultos), muy pronto las mieles del poder le sacan su verdadero talante: todos tienen su corazoncito en algún lado del espectro.

El mapa de la región es bipolar: en Chile se turnaron los Bachelet y los Piñera hasta que llegó Boric, radical de izquierda, y ahí anda como elefante en vidriera y ya con un profundo revés electoral a cuestas al no lograr que se apruebe la nueva Constitución.

Sin embargo, no hace (todavía) tantos destrozos como su vecino y colega de ideología, Pedro Castillo, quien bate récords en su año y pico de gobierno: es el primer presidente en la historia de Perú en ser denunciado ante el Congreso “por liderar una presunta organización criminal enquistada en el Estado”. Así dice la acusación fiscal presentada antier. También lleva nombrados 70 ministros. Ha designado a 7 de Gobierno, 5 de Defensa, 5 cancilleres…

Al lado, es posible que esa especie de empleado de lujo (vip, para los cultos) que tuvo la corrupta Odebretch en la Presidencia de Brasil, llegue en dos semanas a ocupar de nuevo el sillón mayor. Lula da Silva es el favorito para suceder a Jair Bolsonaro, esa copia y muy mala, de Donald Trump. Si es así, no les importará a los electores que su país sea el único latino que ha logrado entrar en deflación, pese a la crisis económica mundial poscoronavirus. La nostalgia por Lula seduce.

Y Argentina da los coletazos finales en manos de un subalterno de Cristina Kirchner. También ama el péndulo: fue de Néstor, ‘capo di tutti capi’, y su viuda heredera a Mauricio Macri, un canto de sirena. Volvió Cristina, pero el próximo año se irá con todo y Alberto Fernández, quien funge de presidente, tal vez para dejarle el testigo a un charlatán de derecha.

Todo en orden. Los latinoamericanos conformamos una región que se muerde la cola.