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La farsa de Davos

Avatar del Rubén Montoya

Eso es Davos. Una farsa que montan los más engreídos para decirnos qué hacer, verse entre ellos las narices y hacer negocio$...

Cada año titulares de diverso calibre dan cuenta de la reunión en Suiza de la crema y nata de la oligarquía global. Va allí el ‘quién es quién’ de las finanzas, el comercio, la política e, incluso, la intelectualidad. Son, en apariencia, sus más destacados guías. Bono, el líder de U2, los bautizó como lo que son: “gatos gordos en la nieve”.

El Foro de Davos es su etiqueta comercial y lleva 52 años juntando a los líderes para tratar los problemas más acuciantes del mundo mundial… Su nombre real es Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y fue inventado por un avispado profesor suizo que, en 1971, logró reunir a la primera camada de ‘expertos’. Desde allí el negocio, perdón, la ONG prosperó y logró convertirse en lo que es hoy: la más grande hoguera de las vanidades.

Si fuera por sus rimbombantes membretes, la Tierra habría ya resuelto sus problemas acuciantes: en 2005 tomaron “Decisiones contundentes para tiempos difíciles”; al año siguiente nos enseñaron “Cómo compartir prosperidad” (no es broma: los ricos decretando cómo compartir); en 2020 crearon “Grupos de interés para un mundo sostenible”. Pues sí, pontifican sobre lo que sea, incluido el cambio climático. Coherentes como son, mil de los capos (lo digo en el sentido de “líderes”, ‘of course’) llega en sus jets privados… que, en 2 días, generan más tóxicos que cien mil carros en 5.

Eso es Davos. Una farsa que montan los más engreídos para decirnos qué hacer, verse entre ellos las narices y hacer negocio$. Y luego guardar apariencias financiando algún cambio en un paisito africano, de esos a los que grandes corporaciones han dejado en hilachas luego de sangrarle sus recursos.

En esa hoguera estuvo nuestro presidente, líder de talla mundial. Allí destacó su “lucha contra la corrupción”… En serio, eso dijo. Y de allá vuelve para ¿enterarse recién? de que algunos gatos gordos de su gabinete, nombrados por él gracias a su sentido patriótico, sin duda y por supuesto, muy posiblemente han estado levantando santo y limosna de las jugosas empresas públicas mientras nos convocaban al país del Encuentro.

El espíritu de Davos tiene clones…