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La Alcaldía sorda

Avatar del Rubén Montoya

Quienes elegimos deben rendirnos cuentas.... Y eso, que lo entendería un niño de escuela en sus años iniciales, parece un tema de maestría en nuestras ¿autoridades?...’.

Tenemos un problema educativo que erosiona aún más nuestra frágil democracia: no logramos entender la esencia de la relación gobernante-gobernado; es decir, mandante-representado. Ni los ciudadanos entendemos que al elegir a alguien le estamos entregando nuestro poder -y por ello debemos de pensar muy bien a quién se lo damos- ni quienes elegimos tienen la menor intención de rendirnos cuentas.

Expreso ha publicado varias veces las quejas de habitantes de Guayaquil sobre la desatención que sufren en la prestación de servicios que deterioran su calidad de vida. ¿Recuerdan el tema de las canteras en la vía a la Costa? Durmiendo el sueño de los justos anda…

La lista sería grande. Ahora se le suman quejas de Urdesa, Samanes, Barrio Garay, Los Ceibos… tal como reportó este diario en la presente semana. Todos tienen una constante: el Cabildo no responde, o responde tarde con maniobras tan propias de nuestra coja institucionalidad: pide informes internos, delega a funcionarios más lentos que un bolero, aplica eso que la jerga popular llama ‘tontómetro’. Y listo…

Son tácticas reprochables pero efectivas, pues a cualquier persona normal le cansa tocar la misma puerta y darse cuenta de que no la abren porque no la quieren abrir: les ha dado sordera súbita. Y entonces solo tiene dos alternativas: o da media vuelta y se cansa de cansarse, o la derrumba.

Pues bien: hay que derribarla. Quienes elegimos nos deben cuentas, los votamos para que nos representen y hagan bien su trabajo. Y, sí, para que nos atiendan, analicen nuestros pedidos y nos digan, clara y rápidamente, si tenemos o no razón. Esto, que lo entendería un niño de escuela en sus años iniciales, parece un tema de maestría en nuestras ¿autoridades? Es complicadísimo que lo entiendan.

En vez de tantas frases cursis pintadas a precio de oro por paredes de la ciudad, deberían hacer murales gigantescos en las de la Alcaldía, a ver si así se les queda: “Nuestra razón de ser es servir”. “Estamos para rendir cuentas”. Y nosotros deberíamos grabar uno en nuestra mente: “debo votar por gente capaz y honesta. Y con la educación mínima de abrir la puerta”.