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El Ecuador está podrido

Avatar del Rómulo López

“Vinimos con las manos vacías y nos vamos con las manos vacías”

Los actos de corrupción, de gente conocida y desconocida en nuestro medio, el apetito de dinero fácil y rápida acumulación económica, financiera y bursátil revelan que Ecuador está podrido.

“Nadie se lleva un centavo a la tumba. La soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza son 7 pasiones que la tradición eclesiástica ha fijado como pecados capitales”.

Se debe educar en valores. En Camino de servidumbre, Friedrich Hayek muestra por qué, bajo el colectivismo, “los peores se colocan a la cabeza”.

La mujer que se acuesta con quien no es su marido, la infidelidad, la traición, la puñalada por la espalda y la falta de respeto y amor a los padres, la irreverencia a los mayores, como Sodoma y Gomorra. Por mandato de Dios llovió fuego y azufre. Hombres con hombres y mujeres con mujeres, hombres con niños, niños con hombres mayores, mujeres con sus hijas, mujeres con animales etc. Orgías. Jamás Dios estará de acuerdo con estas conductas. Lo natural hace feliz al hombre y a la mujer que se unan y tengan hijos. El hombre piensa. Los animales, por instinto se unen macho con hembra.

Déspotas despiadados como Hitler, Mao, Stalin, Pol Pot, Kim Jong-un, Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Correa, Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla y los socialistas se enriquecen y son la muerte de millones de personas y miseria para los sobrevivientes.

Los mitos sobre la “grandeza” del socialismo siguen, después de que millones de personas sufren por él.

Debe imponerse la pena capital o la prisión perpetua para los que delinquen.

El emperador Constantino abolió la Guardia Pretoriana, reformó el sistema monetario y decretó el Edicto de Milán y la libertad de culto. En el año 330 a. C. trasladó la capital a Bizancio, nombrada Constantinopla en su honor. Bautizado al morir, fue el primer emperador en aceptar la religión cristiana.

Alejandro Magno (356-323 a. C.) rey de Macedonia y del Imperio persa, discípulo Aristóteles, dispuso que su ataúd se transportara en hombros por los mejores médicos, que sus bienes y tesoros (plata, oro, piedras preciosas) fueran regalados rumbo a su tumba y que sus manos quedasen fuera del ataúd. “Vinimos con las manos vacías y nos vamos con las manos vacías”.