Renovación de la esperanza

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Se silenciaron los ecos del bullicio de los fuegos artificiales y la quema de monigotes que simbolizan el año que termina. Ha renacido un nuevo año que da inicio a una década y con él debemos renovar las esperanzas de solidaridad, seguridad, respeto, amor y paz entre los seres humanos.

El año 2019 que terminó, ha sido negativo para unos por haberles traído tristezas, calamidades, enfermedades o malos momentos. Para otros ha sido positivo por haberles traído buenas noticias, salud, felicidad, logros, alegría y paz. La dualidad existencial hace que tengamos uno de los dos sentimientos en determinados momentos de nuestra vida, pero es el equilibrio de ambos el que influye para el éxito, siempre dejando pasar lo malo, para seguir nuestro trayecto con lo bueno, atrayendo paz y felicidad, para que nos acompañe en nuestro tránsito por el mundo.

En este nuevo año 2020 debemos renovar las esperanzas del cambio y contribuir en la eliminación de la corrupción, para así manejar de manera equilibrada estos dos sentimientos. Seamos entes resilientes. Que el desapego sea el factor que pondere la ley de la atracción y sobre todo que cumplamos con las leyes de la naturaleza, la ley de los hombres y la ley de Dios. Eso podrá mantenernos en paz con los demás y con nosotros mismos. Esta es la renovación de las esperanzas que nos queda.

Pero qué sorpresa al ver los noticieros y redes sociales: nos damos cuenta que el primer día del año una multitud con evidentes síntomas de haber ingerido alcohol, ataca con botellas y objetos contundentes a la policía montada que estaba cuidando el orden en el malecón de Salinas. Que en el feriado han existido robos y asaltos, lo que demuestra que la felicidad, seguridad, orden y paz deseadas están muy lejos de ser conseguidas. Si persistimos con esa actitud negativa de agresión a las fuerzas del orden, oposición al diálogo en lo social y político, queriendo que la opinión de las minorías se imponga y que sean quienes manejen la administración de la República, estamos quemando las esperanzas renovadas. No señores, así no se construye la patria.