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Lecciones de la pandemia

Avatar del Roberto Passailaigue

"La nueva normalidad debe traer al mundo y al Ecuador, otra visión de la realidad"

Todos los analistas y profesionales serios coinciden en que ningún país del mundo ha estado preparado para enfrentar la gran pandemia del coronavirus - COVID-19, aunque algunos sectores, con evidente intereses políticos, sostienen que es culpa de los gobiernos.

El coronavirus ha sido la causa de 456.428 fallecimientos, infectando a más de 8,5 millones de personas, afectando a un total de 195 países, y obligando a aplicar restricciones que limitan al confinamiento a más de un tercio de la población mundial. El hecho real es que el estado de emergencia sanitaria y de excepción, los millones de contagiados, los cientos de miles de fallecidos, el aislamiento y el distanciamiento social, nos han dejado algunas lecciones que, ojalá sean asimiladas por los ciudadanos del mundo. Los humanos no somos tan fuertes ni poderosos como pretendemos ser; un microscópico virus puede paralizar el planeta y matar a miles de personas, sin importar condición social, económica, raza, ideología, edad, país, ni ninguna otra condición que individualice al ser humano. Luego de tres meses de aislamiento nos damos cuenta de que el abrazo, los gestos de aprecio, el saludo, la interacción social, hacen del humano una especie inigualable dentro del planeta. Que existen héroes anónimos que han estado en la primera línea de combate en cumplimiento de su deber, como los médicos, enfermeros, anestesistas, pasantes, posgradistas y todo el sistema de salud; los de suministro de medicina y alimentos; de combustibles y recolección de desechos, y todos los operadores de los servicios básicos. Pero de igual manera, las fuerzas oscuras han estado operando valiéndose de un sistema organizado para la irregularidad y corrupción, para apropiarse de los fondos públicos, con sobreprecios escandalosos. Para ellos debe recaer todo el peso de la ley.

La nueva normalidad debe traer al mundo y al Ecuador, otra visión de la realidad, con una educación de principios ciudadanos y cívicos, valores humanos, urbanidad, buenas costumbres, ética y moral, para crear una cultura de paz, respeto y orden.