Premium

Roberto López: ‘We the people’

Avatar del Roberto López

Durante la dictadura argentina, Charlie García cantó: “los amigos del barrio pueden desaparecer. Los que están en los diarios pueden desaparecer”

Gracias a ‘uncle George’ vi un video de Ronald Reagan en el que dice: “La nuestra fue la primera revolución en la historia de la humanidad que cambió el curso del gobierno. Y con tres pequeñas palabras: “We the people”.

Nosotros el pueblo le decimos al Gobierno lo que tiene que hacer y no al revés. Nosotros el pueblo somos el conductor, el Gobierno es el coche... Casi todas las Constituciones del mundo son documentos en los que los gobiernos le dicen al pueblo cuáles son sus privilegios. Nuestra Constitución es un documento en el que Nosotros el pueblo le decimos al Gobierno lo que tiene permitido hacer. Nosotros el pueblo, somos libres…”.

Pero… ¿si somos libres… “we the people”, ¿deberíamos poder cambiar las reglas? Porque hay una que nos está matando: la Constitución dice que “[el] juez aplicará las medidas cautelares alternativas a la privación de libertad”. Por eso reía un delincuente aprehendido hace pocas semanas, sabiendo que en pocas horas un abogado iba a contactar a un juez para ponerlo en libertad. Así podía regresar a terminar de matar a los que no alcanzó a asesinar por no pagar la extorsión mal llamada ‘vacuna’.

Acto seguido vienen a mi mente las palabras del autor de la teoría del poder constituyente, quien dice: “No solo la Nación no está sometida a una Constitución, sino que no puede estarlo, no debe estarlo, lo que equivale a decir que no lo está”.

Hay dos clases de personas: las que -como quienes manejan la política y el Gobierno hoy en día- ven pasar la historia ante sus ojos. Y los que tienen la visión de cambiarla. Nuestro presidente electo es esta clase de personas. Por eso “we the people” podemos pedirle que -pese a ser imposibles en este país las reformas constitucionales- cambie esa criminal regla que permite a los sicarios seguirnos asesinando.

¿Cómo? Sugiriendo el camino, pues sí existe.

Durante la dictadura argentina, Charlie García cantó: “los amigos del barrio pueden desaparecer. Los que están en los diarios pueden desaparecer”. El crimen de Fernando nos muestra que cualquiera puede desaparecer.

No importa. El mensaje ha sido enviado y llegará a su destino.