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La justicia como arma

Avatar del Roberto López

Lo que hizo Correa para desviar la atención de sus fechorías: condenar a “los de antes”, a “los de siempre”, al “enemigo invisible”

Harper Lee nos da un mensaje: destruir la inocencia de las personas que no hacen daño alguno es tan cruel e innecesario como matar un ruiseñor. Esta es la idea subyacente a lo largo de toda su novela. La condena al inocente por el solo hecho de ser negro.

Esto revela el uso del sistema judicial como una herramienta para conseguir un perverso fin que no guarda relación alguna con la justicia. Y esto es exactamente lo que hizo Correa para desviar la atención de sus fechorías: condenar a “los de antes”, a “los de siempre”, al “enemigo invisible”. Para tal bajeza, le caía como anillo al dedo la asistente del exsecretario de la Presidencia en el gobierno del León Febres-Cordero: Carolina Astudillo. Su único crimen era trabajar para Carlos Pareja Cordero. Fue acusada de un delito que no cometió. De un crimen imposible, generado por la perversa mente del delincuente prófugo, que utilizó a la UAFE, -organismo dependiente de la Presidencia de la República- para fraguar un reporte y llevar a engaño a la Fiscalía. Ella fue condenada a 17 años de prisión, mientras los delincuentes que lucraron con nuestras vidas en la pandemia, recibieron 4 años. ¡Pobres! ¿Esto es justicia?

Mataron a Carolina Astudillo muchas veces. Cuando la enjuiciaron siendo inocente. Cuando la sentenciaron estando con cáncer. Cuando habiendo sido declarada inocente -justo antes de Navidad- revivieron su condena. ¿Es necesario seguir matando la inocencia?

Escribir la historia del ser humano es escribir la crónica de la maldad. Y para tratar de encontrarle un sentido a esta vida plagada de bajeza y perversidad, tenemos que restaurar nuestra confianza en los valores supremos del hombre. Esos valores están en las personas buenas.

Le toca ahora a la señora fiscal general del Estado, que ha dado muestras de entereza, acudir a los jueces para exigir que se confirme la inocencia de esta mujer, que se declare la nulidad de este absurdo caso, más aún cuando la justicia de Estados Unidos ha declarado que la UAFE cometió fraude con el fin de procesar injustamente a Carolina Astudillo, su jefe y toda su familia.