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Roberto Aguilar: Cómplices, vagos o burros

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Si fueron capaces de entregar en bandeja la Comisión de Justicia de la Asamblea al partido cuyo proyecto político es la impunidad de sus prófugos...

Vicente Taiano sobre el proyecto de reformas al código penal: “Este es -dijo- el debate más importante que nace del seno de la Asamblea Nacional durante este período legislativo”. Palabras grandes para discursos insulsos. Lo cierto es que, en la sesión decisiva de la Comisión de Justicia, de la que él forma parte, el día en que tendría lugar el debate final sobre el proyecto de reformas y su votación antes de remitirlo al Pleno, el grandilocuente y jactancioso Vicente Taiano no asistió. En su lugar, delegó a… ¡la asambleísta alterna de su asambleísta alterna, una estudiante de Derecho de 21 años! Así de importante es, para él, el más importante de los debates importantes. Entre otras barbaridades, el proyecto de reformas abre las puertas a la impunidad de Rafael Correa y otros delincuentes sentenciados; y permite a los políticos (operadores del narco incluidos) meter las narices en los expedientes reservados de la Fiscalía. Y así, con esas perlas, se aprobó por unanimidad.

Todavía le queda a Taiano suficiente jeta para quejarse. Que la aparición de esos artículos fue, dice, “una maniobra” del presidente de la Comisión, el correísta Fernando Cedeño. “Nos dieron gato por liebre”, le pone color su coideario Otto Vera y exige una investigación sobre “cómo se insertaron esos articulados que jamás fueron debatidos”. Los acompaña en la indignación otra integrante de la Comisión que tampoco hizo sus deberes: la oficialista María Fernanda Araujo. En un comunicado escrito con un español de a perro se declara sorprendida de que, en el informe que llegó al Pleno, “hayan aparecido otros artículos que no fueron debatidos en la Comisión”. Gravísimo. ¿Falsificó Cedeño el informe?

Nada de eso. Él y su partido se limitaron a manejar los artículos polémicos con toda la reserva que pudieron. Y a esperar la complicidad de los otros miembros de la comisión. O a confiar en que serían tan vagos, tan irresponsables y/o tan pendejos como para no leer las reformas o no entenderlas. Y así fue: apostar por la vagancia, la irresponsabilidad y la pendejez galopante de los asambleístas es ganancia segura. El tema de la impunidad para Correa, por ejemplo, fue presentado ante la comisión el 19 de enero por José Agualsaca. Dijo el correísta, en esa ocasión, que proponía dos causales nuevas para el recurso de revisión (no especificó cuáles) y que las mandaba por escrito. Nadie hizo preguntas ni se volvió a tocar el asunto. El 9 de febrero, Cedeño hizo un resumen de las reformas (omitiendo cuidadosamente los temas espinosos), ordenó al secretario que leyera el texto, cosa que hizo sin que nadie le pusiera la menor atención, y abrió el debate. Afanosa, la alterna de la alterna sugirió una serie de cambios insustanciales. Luego votaron todos a favor.

Ahora dice la oficialista Araujo que el artículo de la impunidad lo añadieron después. No: se lo leyeron en la oreja y lo proyectaron por escrito en la pantalla que tenía delante de los ojos. Otra cosa es que no atendiera o no entendiera un carajo. Y dicen los socialcristianos que ese y otros artículos no se debatieron. Es cierto: no se debatieron porque ellos no quisieron. ¿No es sospechoso? Ninguno de ellos, ni Taiano ni Roberto Cerda, asistió el día decisivo: mandaron a sus alternas. La conclusión obvia es la siguiente: si fueron capaces de entregar la Comisión de Justicia al partido de la impunidad, era precisamente para esto. Y si ahora se hacen los dignos es porque se les encontró con las manos en la masa. Pinches weyes.