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Paúl E. Palacios | Me lo contó un amigo (I)

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Dice mi amigo que fueron los 45 minutos más entretenidos que ha tenido en mucho tiempo

Hace pocos días un amigo muy cercano me contó una experiencia que tuvo, y que, con su permiso, la compartiré con ustedes.

Me decía que semanas atrás recibió la llamada de una persona a cargo de bienestar estudiantil en una universidad con la que tiene nexos por algún programa de asistencia a estudiantes vulnerables. En la llamada le transmitió el pedido para buscar una oportunidad profesional para un joven intelectualmente muy talentoso que había culminado su carrera en Matemáticas, pero (y en nuestra sociedad no son peros pequeños) que tenía un grado de autismo. Para cuidar su identidad, lo llamaré Augusto.

Mi amigo le ofreció reunirse con Augusto, pero como salía de viaje, sería a su regreso; no obstante, le envió un mensaje a Augusto para decirle que lo escriba en tal fecha, que era un día después de su retorno.

A las 8h00 del día fijado recibió un mensaje de Augusto recordándole la reunión. Esta fue programada para una semana después a las 10h00. Me cuenta mi amigo que a las 10h03, preocupado porque no se anunciaba su ingreso a la oficina, vio un mensaje en su celular enviado a las 10h00 que decía “buenos días, me encuentro en frente de la puerta de la oficina”.

Mi amigo salió de su despacho, caminó a la puerta de la oficina y la abrió. Ahí estaba Augusto, con una sonrisa amplia y lleno de nervios. Se sentaron y me dice mi amigo que fueron los 45 minutos más entretenidos que ha tenido en mucho tiempo.

Con una voz aún nerviosa, pero ya entrado en confianza, le contó sobre su vida, sus estudios, la relación fantástica con su hermano mayor y el afecto entrañable con su madre. Abierto en el diálogo, contó que jamás había perdido una materia, salvo en una oportunidad, cuando se vio obligado a repetir una por un asunto médico.

Un día, mientras esperaba un bus, junto a su madre, para ir a clases, un ladrón, pistola en mano, les robó. Cuenta: “yo reaccioné mal, me abalancé sobre el ladrón para proteger a mi mami, y me disparó en la pierna”. Fue llevado a un hospital público, donde se desangró por 10 horas, sin recibir real atención.

Les contaré el epílogo la próxima semana.