Paúl E. Palacios | El otro laureado
En lo económico productivo no se puede vivir anclado ni siquiera en el año anterior, no se diga en siglos pasados
En la columna anterior nos habíamos referido al trabajo de Aghion y Howitt, pero el Premio Nobel de Economía 2025 también fue otorgado al estadounidense-israelí Joel Mokyr por sus investigaciones sobre el crecimiento sostenido a partir del progreso tecnológico. Él analiza los procesos de cambio durante la Edad Antigua, la Edad Media, pero quizá el sumun de su teoría lo ejemplifica con la Revolución Industrial, sobre la cual publicó el libro, ‘Una cultura de crecimiento: Los orígenes de la economía moderna’ en el año 2016. Por el libro recibió abrumadores aplausos de la crítica en economía e historia.
Los estudios de Mokyr revelan que con anticipación a la Revolución Industrial no existía una conciencia clara sobre por qué ciertas instituciones funcionaban para generar transformación económica, sino simplemente aceptar que funcionaban, sin cuestionarlas. Es a partir de ese momento en que los economistas y la dirección de las naciones empiezan a profundizar en la causa.
A lo largo de sus investigaciones van encontrando una correlación entre cambios tecnológicos y bienestar social, pero además, observan que el ambiente de cambio tecnológico se produce en sociedades con mayor apertura a nuevas ideas, a liberar las trabas burocráticas al ingenio y a la búsqueda incesante por hacer las cosas diferentes.
Este particular Premio Nobel me hace reflexionar sobre nuestra realidad y los conflictos sociales en nuestro país, en especial sobre la cosmovisión de cierto sector indígena de aceptar, mantener y preservar formas de trabajo y pensamiento que pudieran ser en lo romántico ancestral hermosos, pero que se evidencian como incompatibles para su progreso y evolución económica. No es posible mantener formas de trabajo, relaciones insumo producto, tecnologías o estructuras caducas de organización social, si se quiere salir del subdesarrollo.
Hay tradiciones que es vital respetar y cuidar, en lo cultural, pero en lo económico productivo no se puede vivir anclado ni siquiera en el año anterior, no se diga en siglos pasados. De lo contrario, será la historia quien dará palo, agua fría y ortiga.