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Paúl E. Palacios | Compatibilidad cultural y democracia

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Tenemos que trabajar en elementos que nos identifiquen culturalmente a los ecuatorianos de las distintas zonas geográficas

Al escribir estas líneas el país se encuentra agitado. La decisión del presidente de eliminar el subsidio al diésel ha vuelto a encender llamas de protestas, especialmente en la Sierra, y particularmente en el centro y norte del país. Esto me lleva a reflexionar sobre algún capítulo del estupendo libro de Julio Sergio Ramírez, ‘El maldito nuevo orden mundial’.

Expresa el autor que bajo una democracia estable subyace la compatibilidad cultural en la sociedad. Esta la define como una identidad de valores entre sus habitantes, es decir donde las creencias fundamentales no son contrarias, antagónicas o excluyentes. Deberíamos pensar que en un país como Japón, para usar un ejemplo extremo, donde existe una gran uniformidad étnica y los rasgos culturales de sus habitantes son muy parecidos, está razonablemente garantizado que su pacto social sea respetado. Usando un ejemplo de lo contrario, en un país como Francia, donde la migración está provocando la conformación de bolsones étnicos y religiosos disímiles en muchas localidades urbanas, se prevé incompatibilidades que los llevarán a inestabilidades crecientes, así como falta de soporte social para introducir políticas económicas ineludibles en tiempos cambiantes.

Volviendo a nuestro país: cuáles son nuestros valores de identidad profunda. De hecho: ¿tenemos identidad nacional? ¿Tenemos un país donde valoramos más lo que el Estado puede hacer por nosotros, o lo que nosotros podemos hacer por nosotros mismos? ¿Creemos en la libertad como un valor fundamental, por el que se puede desafiar un orden opresor hasta con la vida, o valoramos más el sobrevivir simplemente? ¿Valoramos las reglas por encima de nuestro bienestar temporal, o las irrespetamos para sacar ventaja?

No sé, quizá sí tengamos identidad cultural nacional. Íntimamente creo que somos muy diferentes, y tenemos que trabajar en elementos que nos identifiquen culturalmente a los ecuatorianos de las distintas zonas geográficas, etnias y grupos sociales.

Si no definimos aquellos valores comunes básicos que nos deben unir, no habrá Constituyente ni pacto social que nos salve.