Paúl Palacios: ¿Funciona el mercado?

Lo ocurrido en Argentina con el mercado de renta inmobiliaria confirma que los mercados son la mejor solución para la escasez
El 29 de diciembre de 2023 el presidente Javier Milei derogó un conjunto de leyes, entre ellas la Ley de Alquileres. Esto lo hizo mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Con la extinción de la ley se liberaron los plazos para los contratos de alquiler; antes había un plazo mínimo, se permitió que las partes acuerden libremente el mecanismo de ajuste de los alquileres, se permitió el pago en la moneda que negocien las partes y se eliminó la capacidad de los jueces para modificar las normas de un contrato.
Como las anteriores capacidades de las partes para lograr acuerdos en libertad, se instrumentaron otras como la disminución muy material de los plazos para el desalojo. Hasta antes de la derogatoria tomar en renta o dar en renta una propiedad era muy complicado. Los propietarios preferían no ofrecer propiedades en renta, perdiendo una oportunidad de ganar por el ahorro que habían hecho por mucho tiempo. Los grandes constructores y fondos no deseaban construir para operar en renta propiedades, y como es de esperar, para quien deseaba tomar una propiedad en alquiler era muy difícil, aunque tuviera los medios para pagar la renta.
Los perjudicados: todos, en especial los jóvenes, que no podían comprar una vivienda, y las personas mayores, que deseaban disminuir su ocupación a algo más pequeño.
¿Qué pasó luego de la derogatoria? Se ha multiplicado por doce veces la oferta de propiedades en renta, de acuerdo a Reporte Inmobiliario, que es una plataforma de generación de informes inmobiliarios en Argentina. En diciembre de 2023 la oferta registrada de departamentos era de 550, para diciembre de 2024 era 7.056. Hasta diciembre del 2023 se había creado un mercado negro que se saltaba la norma, y que naturalmente perjudicaba a las partes.
¿Los mercados y su consecuente libertad de precios funcionan? Sí. ¿Funcionan siempre? No siempre, no son perfectos, y se busca que sean eficientes, pero son un mucho mejor invento de la civilización que el funcionario diciéndonos cuál debe ser el precio de algo.
No es un juicio sobre el valor de la libertad, es tan solo la realidad.